El desarrollo de ideas aplicadas a distintos sectores tradicionales de la industria ya genera el 2,8% del PBI. Tanto empresas grandes como chicas buscan adelantarse a lo que vendrá con propuestas originales. Cómo fomentarlas, la clave.
Una idea brillante no alcanza. Detrás de su éxito hay todo un andamiaje de redes para que logre brillar en el tiempo. Lo saben los cordobeses Pablo y Mauricio Navajas y Gastón Asis cuando formaron su estudio, Three Ordinary Guys Studio (3OGS), para diseñar videojuegos y se prometieron ser creativos, entretener y emprender. Hoy utilizan la tecnología de “los jueguitos” para crear productos para empresas que quieran mostrar sus novedades o para que lugares, como un museo o un centro comercial, sean conocidos por sus posibles visitantes gracias a la realidad virtual. Ellos son parte del fenómeno del que la mayoría está hablando en el mundo de los negocios para sobrevivir o adelantarse a lo que vendrá: la economía creativa. Porque no importa el tamaño de la empresa, la creatividad es el valor en alza.
“Sin duda hoy se está hablando mucho de ella, pero no se entiende bien cómo es llevarla al negocio”, dice Andrés Hatum, profesor en Management & Organización de la Escuela de Negocios de la Universidad Di Tella y autor del libro ¿Cómo hacemos? Hatum cuenta que cada vez más recibe llamadas de empresas que le plantean que quieren ser más creativas. “Esa demanda, en el fondo, muestra la enorme necesidad de las organizaciones de serlo para mejorar procesos, productos, y, en el fondo, anticiparse al mercado. Se ve a la creatividad como la forma de sobrevivir”.
La idea “estrella” del mundo de los negocios actual viene del mundo de la cultura. “Hablamos de economía creativa como un concepto que se expande a partir de las industrias creativas, que son las que tienen el talento como insumo principal, sectores del conocimiento que generan empleo de alto valor agregado. La economía creativa en realidad mide el impacto de estas industrias en el resto de los sectores. Por ejemplo qué pasa cuando mezclás diseño con sectores tradicionales, cómo el diseño te ayuda a mejorar la competitividad de otros sectores. En ese contagio se produce esta economía creativa”, explica Enrique Avogrado, secretario de Cultura y Creatividad del Ministerio de Cultura de la Nación.
Las cifras ya muestran ese impacto. En la Argentina, las industrias creativas representan el 2.8% del PBI, unos 98.130 millones de pesos y el 2,5% del empleo total (397.000 puestos de trabajos). Según el organismo estatal, la economía argentina exportó 306 millones de dólares en concepto de servicios culturales y 240 millones de dólares en concepto de bienes culturales. “En la Ciudad de Buenos Aires significa el 10% de la economía y a nivel nacional es el 3%”, suma Avogadro. “Por eso ante un contexto de crisis, desde el Ministerio de Cultura vemos que hay un terreno para crecer. Y como es un fenómeno urbano estamos haciendo foco en el interior al lanzar una red de ciudades creativas.” Los economistas que se dedican a detectar tendencias tienden a bautizarlas con nombres ingeniosos para captar la atención del resto del mundo. El océano sirve en este caso para explicar cómo funciona el mecanismo de la creatividad. El mercado sería el océano rojo, el azul es aquel al que nadie ha accedido y que está listo para ser capturado aplicando el ingenio.
Para Hatum, la necesidad de fomentar la creatividad tiene que ver con que la tecnología va tan rápido que hay que anticiparse y la única manera de hacerlo es generar algo diferente. “El valor de la gente es cada vez mayor y la necesidad de que ésta logre su potencial es una premisa. Por eso muchas veces termino dando cursos de arte a ejecutivos”.
Que la creatividad es un valor a desarrollar y que necesita de método coinciden tanto desde la esfera pública como la privada.
Wayra es la aceleradora de empresas de tecnología que creó Telefónica en 2011 y en su presentación hace referencia a la necesidad de la anticipación con una frase: “Sabemos que en tecnología nadie tiene la última palabra, y la próxima revolución digital puede salir desde cualquier lugar. Por eso, si tienes una idea o empresa que use la tecnología para solucionar los problemas del futuro, Wayra es tu lugar para hacerlo crecer”. La aceleradora elige proyectos en los que invierte 50.000 dólares en financiación y un monto similar en servicios de aceleración que da en un espacio destinado especialmente a la capacitación. En el país ya llevan invertidos en 46 empresas y a nivel global en más de 600.
Karen Mrkin, Business manager de Wayra, explica que hay un auge y tendencia global a emprender y que son muchos los jóvenes que prefieren formar su propia empresa antes de tener un trabajo en relación de dependencia. “Estos emprendedores entienden cuál es la respuesta de mercado y están continuamente reformulando su estrategia, aplicando la creatividad para poner más eficiencia, que es uno de los recursos escasos”.
La creatividad de estos innovadores es un valor que un gigante como Telefónica busca también captar para su estructura. De esta manera puede incluir nuevos productos digitales para su catálogo, además de comprender nuevos procesos de creación y comportamiento de mercado y del usuario digital. Finalmente, no importa el tamaño ni el rubro del negocio, seducir al consumidor con cada vez más información es el objetivo.
Dacal es una empresa que cumple todos los requisitos de la economía creativa. Fundada por dos hermanas (una diseñadora y otra fotógrafa) se dedican a rescatar prendas y telas para conservar la calidad de los materiales de otros tiempos y transformarlas en ropa actual. Una de ellas es Flor, de 31 años, y define a la economía creativa como aquella que pone a las ideas como principal valor.
“Creo que eso es lo más valioso, así llegan resoluciones creativas para generar proyectos y soluciones. En nuestro caso, ahora lo más novedoso es enseñar”. Dacal se asoció con Fauna Brava -una fábrica de juguetes eco-friendly- y con un gestor cultural para lanzar un nuevo proyecto, “El Club Social de Costura”, donde la gente va a aprender a coser, a recibir estrategias para sostener sus proyectos o para desarrollar emprendimientos con salida laboral con fines sociales. “Siempre fue un pilar de la marca poder enseñar para crear nuevos y mejores consumidores, porque en el camino de la sustentabilidad lo más importante es transmitir la información: lo hacemos con las prendas y también con las clases.
“Bajo esas tres premisas, entretener, emprender y ser creativos siempre queremos ser punta de lanza y apuntar a los que quieren tener lo último”, dice desde Córdoba Mauricio Navajas. “Por eso no veíamos sólo el negocio del videojuego como recreación sino que tenía un potencial como una herramienta altamente innovadora para comunicar”. Así crearon TripAdventure, para potenciar lugares físicos por medio de la herramienta lúdica del videojuego. Tomar un museo, un evento temporal o un centro comercial y plasmarlo en realidad virtual donde el usuario va recorriendo mientras juega, conoce y gana premios que luego le servirán para ir al lugar físico.
“En todos los casos –sostiene Avogadro– la base fundamental es la cultura y la identidad. La diferencia entre la innovación y la creatividad, es que la primera tiene un fin, la creatividad es lo lúdico. Es lo que cuesta capturar, los argentinos somos creativos por naturaleza después de tantas crisis que hemos pasado, el desafío desde el Estado es poder ayudar a volver tangible este potencial”, explica el funcionario quien asegura que junto al Ministerio de Educación están trabajando para implementar programas con este desafío como meta. Para que la lamparita de una idea brillante no se apague ante el primer obstáculo.
FUENTE: Ieco Clarín, por Silvina Heguy. 19-06-2016. Foto: Germán García Adrasti