Llelle: Un invento español que llegó a la Argentina: tapones flexibles de plástico inyectado que se ajustan a las puntas de los stilettos, para brindar estabilidad a la mujer. Se venden online y en algunas zapaterías.
No sé quién inventó los tacos altos, pero las mujeres le debemos mucho”, dijo Marilyn Monroe. Muchas podemos añadir que le debemos torceduras de pie, esguinces y momentos poco elegantes en que los tacos se hunden sobre superficies blandas o nos hacen trastabillar al incrustarse en la junta entre dos baldosas, o lidiando con una escalera.
Hablamos, en concreto, de los tacos llamados “aguja” o stiletto, mortífero nombre que hace honor al objeto que designa (en Mujer soltera busca , la villana asesina a un hombre clavándole la punta de un taco). Y sin embargo, a pesar de los riesgos, legiones de mujeres siguen eligiéndolos. Es que ese artefacto que hace que todo el peso del cuerpo descanse sobre los dedos de los pies mientras los talones permanecen levantados tiene un efecto tan visible sobre la postura y hasta sobre el estado anímico de una mujer que cuesta renunciar a él. Por eso, a las que son portada de revistas se las hace subirse a un buen par de stilettos, aunque las fotos casi nunca las muestren de cuerpo entero.
Pero a las simples mortales que trabajan y van y vienen todo el día se les complica mantener la hidalguía sobre un par de tacos aguja. Sin embargo, no fue exactamente en ellas que pensaron los creadores de Llellé, sino más bien en las chicas en trance de ir a una fiesta de casamiento que puede ser al aire libre, es decir sobre el pasto, lo que prima facie obligaría a las chatitas o, a lo sumo, al taco chino.
Llellé es una marca de complementos para el calzado femenino: unos tapones flexibles de plástico inyectado que se ajustan al taco, dotándolo de una mayor superficie de apoyo y estabilizándolo. Se trata de un invento español –en la madre patria, “llellé” era, en los años 70, una chica sofisticada y atrevida– que llegó a la Argentina de la mano de Santiago Lorente.
“Yo estaba en Buenos Aires por otro proyecto; pero un amigo español me contó que unos amigos suyos tenían una startup en Madrid que estaba funcionando muy bien”, cuenta Lorente. Se trataba de Llellé, con cuyos creadores se contactó en su tierra de origen. “Les propuse traerlo a la Argentina formando una sociedad conjunta”.
Creados a principios de 2013 en Madrid, los Llellé aterrizaron en Buenos Aires a fines de ese año, traídos por una sociedad formada por los cuatro socios españoles originales, el propio Lorente y un amigo suyo, Andrés Alvarez. “Los patentamos en la Argentina, donde no tenemos competencia”, indica Lorente. La fabricación también es local. “Trajimos la muestra matriz y la tercerizamos en un taller, con la certificación ISO. Tuvimos cierta dificultad para abastecernos de silicona, pero por suerte habíamos tomado la previsión de empezar con tiempo. El fabricante la compra en nuestro nombre”.
Los Llellé se posicionaron localmente a través de publicaciones y portales especializados en bodas, donde lograron que el target los probara y les deparase muchos “likes”. “Es un producto que no existía en Sudamérica. Las mujeres se ponen en contacto con nosotros por Facebook, por mail o a través de nuestra página web, y nosotros se lo enviamos”, indica Lorente sobre la comercialización.
Si bien él está convencido de que el interior del país –donde las mujeres son más clásicas y hay más eventos al aire libre– llegará a ser más importante como mercado que la Ciudad de Buenos Aires, hoy los cinco locales donde se consiguen los Llellé están en la Capital. Son zapaterías donde las clientas no terminan de decidirse por un stiletto, entonces les presentan el producto y compran ambos artículos.
“Nuestras clientas son mujeres elegantes pero también prácticas, con carácter, que no tienen problema en ponerse ese taquito de silicona que a lo mejor, a primera vista, parece que no fuera tan estético, pero que les permite ir por la calle o en subte con sus stilettos”, define Lorente.
Fuente: Ieco Clarín, por Paula Ancery, 15-06-2014