Formación profesional: Más de la mitad de los chicos de primaria trabajarán en empleos que todavía no existen. El futuro del trabajo y el rol de la universidad.
El 65% de los chicos que hoy están en la escuela primaria trabajarán en empleos que todavía no existen, según datos presentados en el Foro de Empleabilidad y Emprendimiento de la Universidad Europea de Madrid a principios de este año. En ese mismo foro se aseguró que, debido a los acelerados procesos de recambio tecnológico, de aquí a 2020 surgirán dos millones de nuevos puestos de trabajo, hoy desconocidos, pero se perderán siete millones de empleos.
El incierto panorama laboral plantea la cuestión de cómo prepararse hoy para los trabajos del futuro y cuál debe ser el rol de las universidades en este contexto cambiante, sobre todo en lo referido a la formación profesional. “Hay que dejar de pensar que las carreras son para un trabajo”, sintetiza Alejandro Mascó, socio consultor de Mascó-Renedo, firma especializada en recursos humanos.
Mascó apunta que “las nuevas generaciones se forman en disciplinas que les generan conocimiento, capacidad de apertura y de análisis que pueden para ser aplicados en diferentes espacios de la organización”. Así, “el que hizo marketing va a trabajar en servicio al cliente o en RR.HH.”, ejemplifica. “Los intereses de una persona van mucho más allá de aquello que estudió”.
“Hay algunos papers sobre la evolución de las tecnologías que hablan de un 47% de empleos menos de los que hoy conocemos”, dice, por su parte, Andrés Agrés, director de la Escuela de Ingeniería y Gestión del ITBA.
Este proceso “viene acoplado con las capacidades informáticas: la aceleración de capacidad de cómputos y de generación de datos empezó a impactar en los empleos”, agrega Agrés.
En este contexto, en la universidad “el primer desafío es que seguimos teniendo cinco años para enseñar ingeniería y la cantidad de conocimientos que implica la carrera crece exponencialmente”, señala el académico. “Por lo tanto, tenemos que hacer los estudios mucho más versátiles, algo así como un ‘elige tu propia aventura’: te tengo que enseñar muchas cosas, vos tenés que elegir qué es lo que querés saber”, ejemplifica.
La solución pasa por la “modularización” de la enseñanza superior, un tendencia creciente en todo el mundo, según Agrés.
Para Mascó, muchas universidades “están preocupadas por el último grito de la moda de la especialización, pero, por los cambios y vertiginosidad del mundo, lo que deberían formar son profesionales que puedan pensar, discernir, saber por dónde van las cosas”, señala. “Y no es porque las organizaciones estén esperando esto, sino porque, como el mundo se transforma, las organizaciones van hacia eso”, aclara.
“Hace 20 años, nunca hubiésemos dejado que una persona que no fuese ingeniero mecánico trabajara en una planta automotriz. Hoy puede ser que alguien que haya estudiado para entender procesos, pueda hacer carrera en una planta automotriz, porque entiende de procesos”, dice.
Los trabajos que se vienen
La digitalización de los procesos de producción, circulación y consumo de bienes materiales y simbólicos es el centro de la aparición constante de perfiles específicos dentro de las organizaciones.
“Los trabajos que más crecen son los que están relacionados con la vida o el mundo digital: ingeniería en informática, programación y todos los relacionados con las tecnologías de la información”, apunta Sebastián Siseles, director internacional de Freelancer.com, una plataforma online donde se vinculan compradores y vendedores de servicios profesionales.
Dentro del amplio marco de las tecnologías de la información, en Freelancer ven algunas vertientes con mayor crecimiento: desarrollo y programación en lenguajes específicos y marketing digital en redes sociales, “cosas que hace muy pocos años no existían”, observa Siseles.
Entre las habilidades que crecen como requerimientos del mercado laboral, se destacan las llamadas STEM, la sigla en inglés de ciencia, tecnología, ingeniería y matemática. “Están relacionadas con estudios tradicionales, pero a través de la digitalización de los negocios toman otra relevancia”, explica Siseles. “Hoy una persona que estudió matemática o un ingeniero son excelentemente pagados en el mercado, porque se están abriendo perfiles como el científico de datos, una profesión que la revista Harvard Review calificó como la más sexy de 2015”, cuenta el ejecutivo. Así, “carreras que existían y hasta hace un tiempo en las que muy pocos se anotaban, hoy están en boga”, asegura Siseles.
Según el informe “La fuerza del potencial humano 2.0”, elaborado por la consultora Manpower, el mercado laboral tiende a la convivencia entre la escasez de talento y el desempleo. “Antes los empleadores eran formadores de talento, completaban la formación. Ahora son consumidores de trabajo: ya no saben cuáles son las habilidades futuras y están más temerosos a la hora de invertir en capacitación porque les cuesta saber dónde hacerlo”, analiza Fernando Podestá, director nacional de Operaciones de ManpowerGroup.
Para el ejecutivo, las universidades “tienen un rol importantísimo en cuanto a la identificación de estas tendencias para ver qué soluciones dan”.
FUENTE: Ieco Clarín, por Gabriela Samela. 15-05-2016